Si tenemos en cuenta que la nueva astronomía tiene ya muy poco que ver con la antigua, y mucho menos en sus métodos de estudio, es interesante hacer un análisis sobre la nueva asignatura de las Ciencias de la Astronomia y su desarrollo y ejecución. Aunque por supuesto una de las primeras premisas y la más importante de ellas que es la observación de la bóveda celeste no ha cambiado, sí que lo han hecho las formas. Y es que la tecnología ha automatizado casi todo el proceso, dotándolo, eso sí de mucho más alcance y exactitud; así que, en realidad, sólo se puede decir que se ha adaptado a los nuevos tiempos, aprovechando todo lo bueno que pueden ofrecer.
Claro que hay que tener en cuenta que tampoco el perfil de los estudiantes actuales se parece en nada a aquellos que empezaron a estudiar el cielo sin ni siquiera imaginar que se convertiría una ciencia más tarde. Seguramente a ninguna le falta pasión por el tema, pero claro, a todos acaba por engullir la dinámica de la vida universitaria, de la que es muy difícil escapar (casi como si fuera un agujero negro, nótese el paralelismo, jeje).
La nueva generación de estudiantes son jóvenes preparados, muy puestos en la tecnología y en la globalización de la información gracias a internet y a las redes sociales. Pero justamente por eso, también están muy puestos en otros temas y tendencias, y no lo neguemos: la edad universitaria es más dada a divertirse y a pasarlo de muerte buscando su placer que a hincar los codos o a preocuparse del futuro inmediato. Y hay muchos que usan estos años únicos de libertad y juventud para disfrutar al máximo de las diversiones que pueden encontrar.
Ya sé que estamos muy influenciados por las juergas universitarias que se han importado desde Estados Unidos, donde sobre todo las chicas se vuelven unas descocadas y, para colmo, unas exhibicionistas. Puede que muchos piensen inocentemente que las chicas desnudas que vemos en videos xxx gratis en fiestas de camisetas mojadas, o montando stripteases espontáneos no existen; pero la verdad es que eso es lo de menos: las chicas de aquí lo han empezado a copiar, los chicos a encontrarlo una costumbre con la que evidentemente están encantados, y al final se convierte en un círculo vicioso (nunca mejor dicho lo de «vicioso»).
No es que queramos decir con esto que nos universitarios de este país no estudian, y se pasan los años de facultad por el forro. Claramente no es así, puesto que asistimos a unas nuevas generaciones muy preparadas, al menos en lo que a teoría se refiere. Pero sí que tienen a alargar esos años lectivos, y usan la Universidad para otras actividades más sociales, en las que se incluye por supuesto el hacer amistades y conocer a un amplio espectro de personas; pero no olvidemos que el sexo es una parte importante en esas relaciones sociales, y mucho más a esas edades. Y también el edificio de la facultad puede jugar un papel decisivo en esas relaciones, por eso no sería la primera vez que tener sexo en una aula se convierte en una actividad normal entre universitarios, entre otras cosas.
Entre todo esto hay que señalar que la incorporación de la mujer a la vida estudiantil con todas sus consecuencias, que da como fruto una generación de chicas liberadas que se sienten con los mismos derechos que sus análogos masculinos, ha ayudado a que ahora, eso de divertirse durante la época universitaria no sea exclusivo de los hombres. Entonces, ¿dónde queda el interés no sólo por la astronomía, sino por cualquier materia ofrecida en los estudios superiores? Bueno, como se suele decir, hay un momento para todo… siempre y cuando no se salga de madre.